Durante su participación en el citado foro de debate, organizado en Bilbao por Nueva Economía Fórum, Zubiaurre se lamentó de que el Estado español está en la cabeza de “la destrucción de empleo en Europa”, lo que es un síntoma claro de que el sistema laboral no funcional, porque es “rígido, dual e ineficiente”.

Además, el presidente de Adegi señaló que la ineficacia del mercado laboral desincentiva la rotación, merma la productividad y reduce la inversión de las empresas en formación, como consecuencia de la alta tasa de temporalidad.

El presidente de los empresarios guipuzcoanos reclamó un cambio para que, “como país, también seamos innovadores en la transformación del mercado de trabajo, fijándonos para ello en sistemas como la flexiseguridad”.

Zubiaurre apuesta por modelos al estilo danés u holandés, que permiten beneficios comunes “desde la asunción de una gestión compartida de los riesgos entre empresarios, trabajadores y Administración”.

FLEXIBILIDAD
Para Eduardo Zubiaurre, este cambio debería reflejarse con “modelos de contratación más flexibles, mayor flexibilidad de horarios, movilidad laboral funcional y geográfica, superando las rigideces de los convenios colectivos”.

También apostó por “una fuerte red de seguridades para el trabajador, prestaciones de desempleo elevadas y altas tasas de empleabilidad”, además de “la ejecución de políticas activas de empleo que garanticen la formación continua, la reconversión profesional y funcional y la rápida incorporación al mercado laboral”.

Sobre la reforma laboral propuesta por el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, Zubiaurre la valoró “positivamente”, pero cree que es “insuficiente” comparada con la de otros países.

El presiDente de Adegi se lamentó de que “nuestro modelo actual de negociación colectiva se caracteriza por la existencia de unos convenios colectivos que desequilibran las pretensiones de las partes implicadas”, por culpa del juego de “la ultraactividad, una legislación laboral de naturaleza proteccionista exacerbada y vocación de estabilidad que petrifica los logros sindicales y choca con la realidad sindical, que es por naturaleza cambiante”.

Se mostró en contra de “una negociación colectiva en cascada donde el ámbito superior cede ante el inferior, mejorando siempre las condiciones laborales e incrementando los costes, y una estrategia sindical que sobre la base del convenio de ámbito más cercano plantea pactos de empresa que tienen como único fin aumentar los costes sin atender habitualmente a la evolución de los negocios y su productividad”.

Zubiaurre afirmó que la negociación colectiva en estos términos “no tiene futuro y no sirve para responder a las necesidades de las empresas ni para ser competitivo”. Por ello, cree que es un sistema “agotado e ineficaz” y es hora de plantearse una rápida y eficaz reforma laboral.

Para Adegi, el instrumento de este cambio es el “diálogo social” e incorporar la “flexiseguridad” como concepto para aunar intereses comunes a las empresas, las personas y sociedad en general.

Para Zubiaurre, el éxito de este sistema reside en “la extensión de una cultura orientada al diálogo y a los acuerdos sociales, de modo que sea central el papel que desempeñen todos los interlocutores”. “Miremos al norte de Europa, merece la pena intentarlo”, concluyó.