Este triple choque se refiere a la falta de liquidez, a la carestía del petróleo (ambos compartidos con los países del entorno, ya que se trata de "choques externos") y a la construcción residencial, que ha tenido "un ajuste más rápido de lo esperado y un efecto de arrastre muy visible en la demanda interna y en el desempleo".

Según Sebastián, cabe prever que, durante el próximo año y medio o dos años, los resultados generales van a tener "un tono sensiblemente peor que en los precedentes".

No obstante, esta situación se verá "matizada" por otras fuentes de crecimiento futuro, como son, en su opinión, el sector exterior, el bajo endeudamiento y el superávit de las finanzas públicas, y la fuerte demanda de las economías emergentes. Además, "se parte de tasas más altas que las de los países de nuestro entorno, por lo que seguiremos teniendo un crecimiento superior a la media".

A su juicio, la política económica ha de dirigirse, por un lado, a medidas a corto plazo para suavizar la "desaceleración" y, por otro, a políticas a largo y medio plazo, para la modernización de la economía española".

Según el titular de Industria, las previsiones de la OCDE para el crecimiento de España son "pesimistas". "Espero que se equivoquen, como en los tres últimos años", dijo.

"No les quepa la menor duda de que, con la colaboración de todos los agentes y aplicando unas dosis de ingenio, haremos que este periodo de atonía sea corto y que, cuando las condiciones mejoren, nuestro país se va a encontrar preparado para volver a tasas de crecimiento de la economía, del empleo y de la renta per cápita", concluyó.