Preguntada en el citado encuentro informativo, organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum, por si ha recibido en alguna ocasión “presiones” para orientar el resultado de algún estudio sociológico, respondió que no.

El funcionamiento de un organismo autónomo como es el CIS, explicó, tiene “la dificultad” de que puede acabar sometido a un “juego perverso” de desprestigio, cuando los resultados de sus estudios no satisfacen a los partidos políticos.

En concreto, citó el barómetro del mes abril, que no cumplió “las expectativas de un partido político, en este caso el principal partido de la oposición (PP), y que se realizó con las misma metodología que el de enero”, que sí les dejó “satisfechos”.

Cuando las esperanzas de los partidos políticos se ven “defraudadas”, dijo Barreiro, “se produce un fenómeno curioso de presión mediática”, que siembra dudas sobre la fiabilidad del CIS y plantea sospechas sobre sus encuestas.

Es por ello, dijo la presidenta del centro, que cuando se llega a la Presidencia del CIS “hay que quitarse de la cabeza la tentación de satisfacer al principal grupo de la oposición, porque el Gobierno nunca va a hacer una crítica abierta a una institución independiente”.

Sin embargo, el primer partido de la oposición es el que, “cuando quiere, ataca con virulencia a estas instituciones. Lo tentador y lo fácil cuando se dirige el CIS es dar mejores resultados al primer partido la oposición y ganarse la reputación de independiente, imparcial y neutral”.

Consideró, en todo caso, que “esto no sería responsable”, además de resultar irrealizable, porque “las estimaciones de voto están descentralizadas en el CIS y no las hace la Presidencia. Lo tentador y lo fácil es ir en contra del Gobierno”, insistió.