Schmidt indicó en el encuentro informativo, celebrado en Madrid y organizado por Nueva Economía Fórum, que Chile ha sido reconocido como “un modelo de éxito internacional” con indicadores como el mayor crecimiento de poder de compra en América Latina desde 1990; un descenso de la tasa de pobreza del 31% al 6,4% entre 2000 y 2017, y una tasa de mortalidad infantil similar a la de los países industrializados.
 
Sin embargo, comentó que “este modelo de éxito no fue suficientemente repartido, compartido y distribuido”, así que el pasado 18 de octubre “se produjo el despertar de Chile” con revueltas ciudadanas generadas por la desigualdad social y cuya “gota que colmó el vaso” fue la subida del metro en Santiago.
 
“No estábamos preparados, hemos cometido errores y lo sentimos profundamente. Es difícil estar preparados para una crisis de esta magnitud”, admitió.
 
Indicó que la mayoría de los chilenos se ha manifestado “de manera pacífica” en las calles, pero una minoría lo ha hecho “de una manera violenta, pero con mucha visibilidad”, hasta el punto de que han quedado dañadas 118 de las 136 estaciones de metro en Santiago de Chile y se produjeron daños en otros lugares.
 
Schmidt indicó que las fuerzas de seguridad chilenas actuaron para salvar vidas e infraestructuras críticas, pero reconoció que ha habido “excepciones inaceptables, que lamentamos y sobre las que no habrá impunidad”, en referencia a que han fallecido personas a manos de agentes de la autoridad durante las protestas.
 
Recalcó que el Gobierno impulsa una reforma de la Constitución “donde todas las voces quepan”. “Hemos apostado por el diálogo”, indicó, antes de añadir que ello facilitará en la construcción de “un mejor país”.