Durante el coloquio, Rajoy se vio forzado a intervenir por una pregunta de la moderadora sobre la crisis que vive el PP. En su respuesta, afirmó que sigue siendo el mismo de siempre pero defendió que "en la vida de cuando en cuando hay que moverse".

La presidenta del PP de Madrid, que escuchó en directo las palabras de Rajoy, se dirigió inmediatamente hacia él nada más concluir el acto. Le cogió de un brazo y le retiró hacia una esquina del escenario para comentarle algún tema bajo la atenta mirada de fotógrafos y cámaras de televisión.

Cuando salió de la sala, una nube de periodistas se fue tras ella para saber si compartía la afirmación del presidente del PP. "¿Cómo nos vamos a quedar quietos, oiga?", respondió ella.

No hizo más declaraciones, aunque a la entrada había comentado a la prensa que su presencia en el desayuno no buscaba recomponer relaciones con Rajoy.

"Yo no tengo que hacer las paces con nadie. Yo digo que nuestros adversarios políticos llevan muchos años queriendo dividirnos y el PP saldrá, como siempre, unido y reforzado de todos los avatares políticos", dijo.

La presidenta madrileña reiteró que ella no se resigna a que sean los "adversarios políticos y mediáticos" quienes repartan los carnets de buenos, malos y duros del Partido Popular.