En el citado encuentro informativo organizado en Barcelona por Nueva Economía Fórum, Soler hizo referencia a un texto firmado por Benedicto XVI que muestra cómo la “unión entre la Iglesia y el Estado es negativa incluso para la misión misma de la Iglesia”. Para el religioso, “la fusión entre la fe y el poder político siempre tiene un precio: al final la fe se pone al servicio del poder y se doblega a sus conveniencias”.

En este sentido, sostuvo que el rol de la religión no es el de “proponer soluciones políticas concretas” sino el de “ayudar a purificar y dar luz sobre la aplicación de la razón en el descubrimiento de los principios morales objetivos”.

El abad animó a trabajar juntos por “el bien de las personas” y subrayó la necesidad de “promover el diálogo entre la fe y la razón en los diversos niveles de la vida de nuestro país” o, en otras palabras, “establecer un diálogo sincero entre el mundo de la fe reflexionada y el mundo de la secularidad racional”.