La OIT dice que el trabajo "no es una mercancía" y pide a gobiernos, empresas y empleados asumir su responsabilidad

Guy Ryder recogió el Premio Nueva Economía Fórum 2019

La OIT dice que el trabajo "no es una mercancía" y pide a gobiernos, empresas y empleados asumir su responsabilidad

MADRID, 4 de marzo. El director general de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), Guy Ryder, defendió este lunes que "el trabajo no es una mercancía", consideró que el "objetivo fundamental de las políticas públicas debe ser promover" su adecuado desarrollo y emplazó a todos los actores implicados a que "tomen sus responsabilidades", durante el acto de entrega del 'Premio Nueva Economía Fórum 2019' que este año ha recaído en la organización que dirige.

Ryder centró parte de su discurso en la necesidad de alentar la negociación entre gobiernos, empleados y empleadores para lograr mejoras en el trabajo, durante la gala de entrega de este premio que tuvo lugar en el Teatro de la Zarzuela de Madrid en presencia de destacados miembros del Gobierno, políticos y representantes sindicales.

En su discurso defendió que cuando "todo el mundo ha centrado sus esfuerzos, ha llevado a promover la justicia social y la paz en el mundo", en un alegato claro por la negociación. Según indicó, la OIT, que ahora cumple un centenario desde su fundación, ha tomado la decisión de mirar este año "rigurosamente hacia el futuro del trabajo que nos toca construir juntos", donde el objetivo que se ha fijado es que "nadie se quede atrás" en un futuro donde prime la "justicia social para todos y todas".

En defensa de esta máxima indicó que el "tripartismo" ha motivado que la OIT sea el único organismo multilateral que ha sobrevivido y que no desapareciera en los años 40 como ocurrió con otros. "Es el carácter esencial de la OIT", única organización a nivel mundial que reivindicó que reúne a gobiernos, trabajadores y empleadores. "El único modo de supervivencia es el diálogo social", remarcó alentando a la "búsqueda de compromisos, soluciones justas y equilibradas".

En este sentido, animó a erradicar la idea de que el logro de uno tiene que suponer "la derrota del otro" cuando es necesaria "la voluntad de escuchar los legítimos argumentos de los otros", y tener "respeto mutuo". "Parece que cada vez es más difícil hablarnos y escucharnos, tanto en el lugar de trabajo como en el plano del trabajo nacional e internacional", indicó, abogando por buscar la "tolerancia y el respeto mutuo", más aún en tiempos donde un "nuevo brutalismo está haciendo entrada en la vida pública", en ocasiones "disfrazado" de intereses contrapuestos.

"También es necesario invertir voluntad política, tiempo y esfuerzo (...) en procesos que a veces puedan parecer largos, pesados y frustrantes", añadió.

Las otras dos claves del éxito que están detrás de la supervivencia de la OIT son, según dijo, "su mandato de justicia social" y los esfuerzos que despliega en su búsqueda porque "está presente y estrechamente vinculada a la sociedad" y la capacidad de la OIT a adaptarse y modificar sus métodos de trabajo para las nuevas circunstancias y retos. En este sentido, indicó que de los 42 miembros fundadores en 1919 se ha pasado a 187. "Lo hemos hecho de forma pragmática, con creatividad y con innovación, pero también siempre con nuestros principios y valores", subrayó.

En cuanto al momento actual, dijo que a la vez que se encaran retos profundos como la tecnología, las tendencias demográficas, los cambios climáticos o la globalización, la OIT advierte que se generan incertidumbres y "temor" donde la gente pide respuestas concretas y creíbles a los actores políticos y sociales.

"Frente a esa nueva realidad a veces sentimos en la OIT una creciente desilusión por la ausencia de esas respuestas", alertó, motivo por el que indicó que la OIT ha elaborado un informe que presenta una serie de recomendaciones centradas "en el ser humano". "Coloca a las personas en el centro de las políticas sociales y económicas y de las prácticas empresariales", resumió animando a su lectura, aunque adelantó que propugna, entre otras cuestiones, inversiones en capacidad de las personas, en las capacidades de las instituciones y apuesta por "un trabajo decente y sostenible".

Durante su intervención, donde subrayó el "enorme orgullo" con que recibía el "prestigioso premio en nombre de la OIT", glosó la "significativa historia compartida" de España y la OIT, y el "aporte extraordinario" del que ambos se han nutrido a lo largo de los tiempos, recordando que España fue miembro fundador de la organización en 1919 y hoy es, entre los 187 miembros que integran la OIT, con el que "más convenios ha ratificado", con un total de 133 y un protocolo.

"Esa es la prueba más concreta de una extraordinaria confluencia de valores y objetivos, y cabe reconocer que el marco actual de relaciones laborales en España no podría entenderse sin referencia a la OIT y sus principios", indicó subrayando el apoyo de la organización en la etapa de la transición democrática.

Al hacer balance de la relación con España indicó la presencia de Largo Caballero en su fundación, hasta 1933 como miembro de la UGT y desde 1933 como ministro de Trabajo, y el relevo que tomó Nicolás Redondo una vez instaurada la democracia a partir de 1977, y ensalzó el discurso del Rey en la celebración del 70 aniversario de la OIT.

El acto contó, entre otras personalidades, con la intervención de la presidenta del Congreso de los Diputados, Ana Pastor, y la asistencia de la secretaria de Estado de Empleo, Yolanda Valdeolivas; el histórico sindicalista de UGT Nicolás Redondo; la exministra de Empleo y Seguridad Social Fatima Báñez; el presidente de la Cámara de Comercio, José Luis Bonet; los ex secretarios generales de CCOO y UGT Ignacio Fernández Toxo y Cándido Méndez; portavoces del Pacto de Toledo como Sergio del Campo; el presidente del Grupo Social ONCE, Miguel Carballeda, y el vicepresidente ejecutivo de Fundación ONCE, Alberto Durán.