Así se pronunció Simões durante una conferencia en la tribuna organizada por Nueva Economía Fórum, en la que ejemplificó con datos dicha recuperación económica al apuntar que Brasil tiene una tasa de crecimiento del 1,1% y que en abril se crearon 60.000 puestos de trabajo, lo que representa el “primer saldo positivo” desde el mismo mes de 2014.

También puso sobre la mesa el hecho de que durante el primer trimestre del año Brasil recibió 24.000 millones de dólares de inversión extranjera, lo que permite tener una previsión de recepción de 80.000 millones de dólares en esta materia a finales de año.

El embajador celebró que durante 2016 Brasil tuvo el superávit comercial “más grande” de su historia, que este año la inflación se encuentra en el nivel más bajo de la última década y que su deuda pública es del 70% del PIB, “menor que la de muchos países europeos”.

Al mismo tiempo, afirmó que se ha producido una “cosecha record” de soja (107 millones de toneladas) y de trigo (130 millones de toneladas). Esto, dijo, permitirá mantener bajos los precios de los alimentos.

A su vez, expuso que Brasil produce 2,8 millones de barriles de petróleo diarios, si bien reconoció que uno de los principales problemas del país es que consume mucho crudo.

“La realidad macroeconómica del país ha mejorado significativamente. Se vive una recuperación firme de la economía brasileña que ha superado la peor recesión de la historia del país", dijo.

El embajador comentó que dicha recuperación ha tenido lugar después de haber puesto en marcha “medidas duras” siguiendo el ejemplo de las que aplicó España en su momento. Entre dichas medidas, citó la ley que impide aumentar el gasto público en 20 años, la reforma laboral y la de las pensiones y la norma que incorpora concesiones al sector privado.

Estas reformas, concluyó, se esperaban “desde hace décadas” y permitirán “sentar las bases” de una economía que sea “amable” para los inversores extranjeros.