“La gran diferencia entre Escocia y Cataluña es una urna”, argumentó Bosch en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum.

El dirigente de ERC sostuvo que hoy es un “día grande” por el referéndum en Escocia y dijo que el Gobierno central tiene que pensar en la necesidad de una consulta en Cataluña. “A partir de hoy, las gaitas de la historia llaman a la puerta de Moncloa. Rajoy debe elegir entre las urnas o la fuerza, entre tratar a Cataluña como Escocia o como el Sáhara. Rajoy debe escoger entre Westminster o un castillo de jerifalte”, continuó.

”Acordemos algo tan sencillo y tan potente como es una votación”, señaló el portavoz de ERC, quien añadió que si los catalanes quieren, serán más pronto o más tarde independientes, y “esa evidencia solo puede agravar el proceso y provocar malestar”.

Insistió en que su aspiración soberanista “no parte de ningún odio”, pero que necesitan un Estado propio. “Es muy obvio que votar el 9N es bueno para la democracia. La independencia la comprendemos como el mejor instrumento”, sostuvo.

Con todo, afirmó que Barcelona necesita una Cataluña libre y estar equipada de un Estado propio, ya que “la prosperidad se encalla en un vestido que le queda pequeño” y que, por tanto, “vive encorsetada”.

”JUSTO Y NECESARIO”
Bosch defendió que votar por la independencia en Cataluña es “justo y necesario” para conseguir “una garantía de democracia robusta”. “Así lo hemos pactado.
Nadie nos dijo nunca que esto iba a ser un camino de rosas. Lo más correcto sigue siendo cumplir con lo acordado”, remarcó el dirigente nacionalista.

”La salida del atolladero pasa por cambiar el modelo productivo y el sistema de valores que ha alimentado nuestra sociedad. Tanto sufrimiento nos obliga a reflexionar sobre el futuro”, demandó en su discurso.

Para apoyar esta tesis, se refirió a los cambios que se produjeron en la prehistoria, donde las personas protagonizaron “uno de los mayores cambios”, y que ha hecho que, desde entonces, “la libertad de la independencia han constituido constantes humanas”.

Por último, ironizó sobre la posibilidad de que la independencia de Cataluña puede beneficiar a España “al hacerla más española”, y no tener que “soportar a gente como nosotros en el Congreso”, dijo en alusión a las ocasiones que han intentado comparecer en la Cámara Baja hablando en catalán. En este sentido, aseguró no estar en contra del castellano, porque es una “parte querida”, aunque reivindique su lengua en todas sus intervenciones.