El prelado insistió durante su participación en este encuentro organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum en que los obispos defienden la vida humana “en todos sus estados” y lanzó esa crítica excusándose en su perspectiva “un poco maliciosa de cura de pueblo”.
 
“¿Cuándo empieza la vida? Lo tienen que decir científicos y médicos, no es cosa de la Iglesia. Y lo que dicen es que en el seno de la madre después de la concepción es una vida distinta, un ser humano. Y nosotros decimos que hay que defenderlo, en todo momento, y que si se ayuda para abortar ayudemos también a la madre que no quiere abortar y a los médicos defensores de la vida a no tener que hacer objeción de conciencia”, esgrimió.
 
El cardenal también defendió que “los padres tienen algo que decir” ante la posibilidad que la reforma legislativa abre para que las chicas de 16 y 17 años puedan abortar sin permiso de sus tutores y trajo a colación la polémica que se propició con la reforma educativa cuando se defendió que “los hijos no son de los padres sino del Estado”, ante la posibilidad de elegir lo que estudian los menores.
 
Por eso, sobre el aborto, añadió que le parece “muy grave” sustraer un tema tan importante “del debate social y de los técnicos y especialistas y que sean los legisladores quienes decidan. “Tenemos que tratarlo con más delicadeza y más pacto”, zanjó.