De esta manera, según Espinosa, la agricultura y la ganadería "siguen fuertes" pero también se destinan fondos "para establecer medidas relacionadas con nuevos retos del desarrollo rural".

Indicó que actualmente la partida destinada por la UE a ayudas agrarias asciende a 45.000 millones de euros anuales y que, de éstos, más de 5.100 llegan a España.

Esta, según la ministra, es la misma cuantía que antes de la revisión, una reforma que fue impulsada por condicionantes externos como los compromisos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), la revisión del presupuesto comunitario o la crisis en el precio y el suministro de los alimentos.

Como las principales virtudes del chequeo, Espinosa destacó que se simplifica el régimen de pago único, se revisan los instrumentos de mercado y se hace frente al cambio climático.

En cuanto a los requisitos medioambientales, señaló que se articulan controles más sencillos relacionados con las distintas actividades agrarias y adaptados a cada región.

Apuntó que permite también implantar políticas agrarias nacionales con fondos comunitarios para compensar desventajas específicas de algunos sectores como la leche, el vacuno, el ovino, el caprino o el arroz, así como para zonas vulnerables.

En definitiva, destacó que reconoce el carácter estratégico de la agricultura, fortalece la actividad y consolida las ayudas directas a los agricultores al mantener el presupuesto mejorando su aprovechamiento.