En su intervención en el “Fórum Europa. Tribuna Euskadi”, organizado por Nueva Economía Fórum, la hermana de Joseba Pagazaurtundua, asesinado por ETA, afirmó que estos “chavales” no se sienten verdugos, sino víctimas, y “están atrincherados en la creencia de que su causa es justa, y creen que derechos y razones son más importantes que la propia vida de los demás”.

Asimismo, lamentó de que España padezca el fenómeno terrorista más antiguo de Europa, lo que significa que se ha generado un sistema de transmisión generacional capaz de adoctrinar y reclutar jóvenes para convertirlos “en asesinos o cómplices del asesinato de seres humanos”, “un sistema de transmisión del miedo tanto como para insensibilizar a una nación”.

ANTÍDOTO CONTRA EL FANATISMO
Para la presidenta de la Fundación Víctimas del Terrorismo, la persecución y el fanatismo causan un dolor irreparable en cada entorno familiar que toman como objetivo, pero lo incomprensible en esta situación es que “no hemos encontrado un antídoto contra la fanatización”, que lleva a niños a convertirse en asesinos, porque simplemente “no lo hemos buscado”.

A su juicio, este “antídoto” debe estar basado en dos factores “a los cuales no se ha dado, ni de lejos, la importancia que tienen: el conocimiento de los fenómenos de adoctrinamiento y reclutamiento y el compromiso de educar en los valores de los derechos humanos en los espacios de tiempo libre y ocio en general”.

“Hay que actuar de forma muy temprana”, dijo la presidenta de la Fundación de Víctimas, quien agregó que los niños vascos con 12 años llegan a la ESO con opiniones formadas y durante ese periodo apenas varían, por lo que “lo que se ha dicho o no se ha dicho en sus casas durante ese período habrá resultado el factor más determinante”.

En este sentido, aseguró que “un 15 por ciento de los niños a esa edad no rechaza la actividad terrorista de ETA o la justifica”. Pagazaurtundua cree que el apoyo de estos niños a la banda terrorista “nace en la propia familia”.

Otro dato preocupante, añadió, es que un 14 por ciento de los jóvenes se muestra indiferente ante el asesinato de un vecino suyo, por lo que, en su opinión, “la escuela y la familia son puntos de intervención necesarios para cortar este adoctrinamiento”.