Durante su intervención en el encuentro informativo, organizado por Nueva Economía Fórum, Garzón describió los elementos, entre ellos el económico, de la "alianza republicana" que respalda al nuevo Gobierno, y alertó al presidente, Pedro Sánchez, de la necesidad de "empezar a cimentar ese camino", del que el techo de gasto es un elemento "significado".

El problema, explicó, no es si el Presupuesto "crece un poquito más o un poquito menos", sino "la propia idea del techo de gasto" y la pretensión de la Unión Europea de que la inversión pública siga cayendo en relación al PIB, es decir, que "aunque la tarta crezca cada vez menores porciones se podrán dedicar al gasto social", lo cual implica desmantelar de forma progresiva el Estado de bienestar, algo que no puede ser "comprado" por ninguna formación progresista.

NO HAY CHEQUES EN BLANCO
Garzón denunció que ese gasto público ha caído del 42% hace dos años a la previsión del 39% dentro de tres años, una "senda descendente" que afecta a los servicios públicos, y alertó de que los gestos positivos que percibe en el Gobierno sin traslación a la legislación y a los Presupuestos "se desvanecen". Izquierda Unida, aseguró, no apoyará nada que implique continuar con la política económica del PP, "porque no hemos dado ningún cheque en blanco" al apoyar la moción de censura.

Preguntado expresamente por sus demandas en cuanto al techo de gasto, indicó que las "estimaciones" de la coalición de lo que sería necesario para "empezar a revertir los recortes" del PP apuntan a un crecimiento de 15.000 millones, y apostó además por "darle una vuelta" a las fórmulas para atajar el déficit, porque "se puede y se debe" atajar pero no recortando el gasto público, sino estimulando la economía, por ejemplo con planes de empleo garantizado como los que propone su coalición. El propio Banco de España, subrayó, reconoce que el actual crecimiento de la economía está fundamentado en "vientos de cola".

Hay que "pelear con Bruselas", reconoció, sobre la base de una "observación irónica", que es que las instituciones europeas han tenido una respuesta "más contundente" a la posibilidad de un ministro de Economía "heterodoxo" en Italia que a un "primer ministro fascista", lo cual deja "en muy mal lugar" a la Unión Europea.