La Iglesia debe educar en la paz y promover la reconciliación
La Iglesia debe educar en la paz y promover la reconciliación
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Asimismo, el prelado vasco afirmó que “somos un pueblo políticamente plural, pero un pueblo, y no podemos transmitir la imagen de un pueblo fragmentado”.
Durante su participación en el “Fórum Europa, Tribuna Euskadi”, organizado en Bilbao por Nueva Economía Fórum, Uriarte declaró que “nuestras legítimas diferencias culturales y políticas deben ser sentidas como riqueza común. Cuando esto es así, los portadores de las distintas sensibilidades reconocen y respetan las legítimas diferencias recíprocas y buscan un intercambio enriquecedor”.
Según el obispo donostiarra, un sentimiento positivo que debería ser cultivado para una educación para la paz sería “la conciencia cálida de pertenencia al mismo pueblo”.
Uriarte habló sobre el “papel pacificador” de la Iglesia católica en el País Vasco y apuntó al sostenimiento de la esperanza como una de sus principales tareas, porque “un pueblo sin esperanza sería como un abeto que las heladas han quemado su punto de crecimiento; la misión de la Iglesia es la animar todas las nobles esperanzas históricas”.
Además, Juan María Uriarte afirmó que otra de las tareas de la Iglesia católica es “ofrecer a los creyentes unos criterios que, contemplados bajo la óptica de la paz, formulen los derechos humanos y deberes de las personas y de los pueblos”.
PAZ Y RECONCILIACIÓN
Insistió en que la Iglesia debe comprometerse en la tarea de “educar en la paz” y promover la reconciliación, “alma de una paz justa y estable”, además de “orar insistentemente por la paz”.
Para Uriarte, “la sociabilidad y la agresividad son dos comportamientos necesarios y originarios del ser humano”. En su opinión, la agresividad no es en sí misma algo destructor, pero sí “lo es cuando deriva en violencia e invadimos los derechos de los demás”.
“No nacemos violentos, nos hacemos violentos”, dijo el prelado, quien agregó que educar para la paz “consiste en encauzar la agresividad dirigiendo sus energías hacia objetivos nobles y valiosos y fortalecer la sociabilidad ofreciéndole motivos y surcos de realización”.
Según Uriarte, es necesario humanizar la carga pasional de las opciones políticas mediante el “pensamiento crítico”, es decir, “domesticar el instinto político por medio de la crítica”.
Agregó que esta labor requiere de “un conocimiento histórico de nuestro pasado colectivo para evitar su mitificación o devaluación, además de un análisis exhaustivo de nuestra situación presente, identificar nuestras desavenencias para superarlas y las vías razonables realmente posibles, no las soñadas ni las impuestas”.
En su exposición, Juan María Uriarte abogó por “serenar el mundo de los sentimientos en las opciones políticas”. “La demonización del adversario político, la pasión por liquidarlo, el resentimiento por los agravios y las agresiones recibidas, la desconfianza profunda que congela el acercamiento mutuo se aloja en muchos ciudadanos e incluso dirigentes”.