En este encuentro informativo, organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum, Trias se mostró cauto sobre el resultado de los próximos comicios y destacó que las elecciones “se ganan con el día a día”.

Según afirmó, las elecciones a la Alcaldía de Barcelona “pueden marcar los comicios municipales de Cataluña y España porque el PSOE se juega el gobierno de muchas ciudades y, en este sentido, Barcelona es emblemática”.

El compromiso de Trias si gana las elecciones, según afirmó, es convertir Barcelona “en un buen referente de bienestar social y transparencia en la Administración”, en “un área metropolitana referente en calidad de vida y progreso económico”, a través de “un salto” a una nueva economía basada en la innovación, el valor añadido y la internacionalización.

”Tenemos un buen punto de partida, una marca”, aseveró Trias, pero, puntualizó, “la gente está desilusionada y ha perdido la confianza”.

CRISIS ECONÓMICA Y SOCIAL

En su opinión, “atravesamos una crisis económica y social, de modelo de Estado y territorial desde la sentencia del Estatuto que generó un gran desconcierto”.

Sobre la crisis del modelo territorial, aseguró que se trata de “un debate en el que parece que se quiere culpar a las autonomáas del déficit” y “se quiere volver a la centralización”, cuando, explicó, “el mayor endeudamiento, un 76%, viene del Estado y sólo el 18% corresponde a las comunidades”.

La prioridad de Trias si llega a la Alcaldía será luchar contra el paro y generar políticas a medio y largo plazo, lo que, subrayó, “exige acuerdos con la oposición”.

Sobre el endeudamiento del Ayuntamiento de Barcelona, Trias destacó que se trata de un “déficit lógico”, de más del 6%. “Tenemos una situación dura por la crisis y la financiación de los ayuntamientos”, dijo, al tiempo que se comprometió a aprobar un plan de estabilidad para reducir inversiones en los próximos tres años.

Además, Trias afirmó que no bajará los impuestos y auguró años duros. “No lo pasaremos bien”, declaró, “aunque la situación no sea tan desesperada como la de la Generalitat de Cataluña”, que calificó de “catástrofe”.