"La Constitución Europea tiene demasiadas imperfecciones y no está garantizada su aprobación"

Josep Borrell en el Foro de la Nueva Economía

"La Constitución Europea tiene demasiadas imperfecciones y no está garantizada su aprobación"

Analizó la actualidad y perspectivas de la Unión Europea desde su privilegiada posición como Presidente de la Eurocámara

MADRID, 13 de diciembre. El Presidente del Parlamento Europeo, Josep Borrell, afirmó el pasado viernes que la Constitución Europea tiene "todavía demasiadas imperfecciones que no resistirán tanto tiempo antes de corregirse" y advirtió de que no está claro que se pueda garantizar su aprobación en países como Reino Unido, Francia, Polonia e incluso Dinamarca o Irlanda. Asimismo, declaró que el Parlamento Europeo ha alcanzado su "mayoría de edad democrática" con su rechazo a la primera Comisión Barroso, que no debería ser interpretado como una crisis, "sino como el juego normal de las instituciones y las reglas democráticas".

En el curso del Foro de la Nueva Economía organizado en Madrid por Nueva Economía Fórum, con la colaboración de 'The Wall Street Journal Europe' y el patrocinio de OHL, Borrell recordó el deseo expresado por el presidente de la Convención que redactó el Tratado para la Constitución Europea, Valery Giscard d'Estaing, de que el texto dure 50 años y se pueda leer en los colegios. "Desde ese punto de vista, no hemos conseguido el objetivo, porque no va a durar 50 años", aseveró Borrell.

Esta Constitución "tiene todavía demasiadas imperfecciones que no resistirán tanto tiempo antes de corregirse, y desde luego no se puede leer en los colegios", afirmó, añadiendo que "Hay partes enteras de ese texto que son obras de especialistas que solamente pueden digerir los especialistas". "Hay cosas del paquete de políticas que están demasiado apegadas a la realidad actual y que no van a durar tanto tiempo", declaró. Por ejemplo, a su juicio hubiera sido mejor que la Tercera Parte de la Constitución, la referente a la aplicación de las políticas de la Unión y a los mecanismos de decisión, se hubiera presentado "al margen del texto constitucional", o que al menos hubiera un peso jurídico menor. "Probablemente la primera, la segunda y la cuarta resistirían mejor el paso del tiempo", concluyó. En todo caso, afirmó que hay dos años por delante "de intenso debate sobre este tema", pero advirtió de que "no es seguro el resultado".

· LA "POLONIA PROFUNDA"

 

Como ejemplo de todo lo anterior, Borrell se refirió a la "Polonia profunda", fronteriza con Ucrania o Bielorrusia, en la que predomina "esa raíz nacionalista vinculada profundamente a los valores religiosos, y ese sentimiento un tanto de revancha hacia una Europa que la abandonó durante tanto tiempo y que luego le cambió las reglas de juego de Niza que habían votado en referéndum antes de empezarlas a aplicar".

Son esos sentimientos de los polacos, unidos a "lo que sienten los británicos, incluso los franceses", por los que Borrell cree que "no es seguro que en Polonia, en Reino Unido, en Francia, quizá también en Dinamarca o Irlanda, podamos garantizar la aprobación de ese texto".

En todo caso, Borrell cree que el texto permitirá crear una identidad común europea sin la cual no es posible una auténtica democracia. Este proyecto "jurídicamente es un tratado, pero tiene un alto valor simbólico por el simple hecho de llamarlo Constitución", afirmó Borrell, que recordó que "los Gobiernos firman tratados, las constituciones son propias de los pueblos". Por ello, "la propia existencia de un tratado que llamamos constitucional implica el reconocimiento de la existencia, virtual al menos, de un pueblo europeo, digo virtual porque ciertamente desde Laponia hasta Tenerife, desde Escocia hasta Chipre, es difícil creer que tengamos un 'demos' europeo suficientemente consolidado".

"Se trata de hacer emerger una identidad que sirva de base a una democracia supranacional, y no puede haber democracia sin 'demos'", añadió. "Esa identidad común sólo se puede basar en valores, porque nuestra historia es demasiado diferente", aseveró.