La innovación requiere un riesgo y la palabra riesgo va unida a fracaso
La innovación requiere un riesgo y la palabra riesgo va unida a fracaso
Durante su intervención en el citado foro de debate, organizado en Málaga por Nueva Economía Fórum, Romera expresó el apoyo de la APTE hacia la Estrategia Estatal de Innovación, aunque no dudó en reconocer que en muchas ocasiones es la burocracia la que colapsa muchos proyectos de los parques y empresas.
La Estrategia Estatal de Innovación supone un cambio de modelo productivo en España a través del fomento
y creación de infraestructuras que faciliten el aprovechamiento científico y tecnológico, una iniciativa del Gobierno que en palabras de Romera es “esencial para competir con otros países”. “Es un proceso similar al que ocurrió en el Sillicon Valley durante la década de los 60”, indicó.
No obstante, según esbozó, esta estrategia persigue que en 2015 la inversión privada anual en I+D sea de 6.000 millones más que en 2009, que en el periodo 2010-2015 se duplique el número de empresas que hacen innovación con la incorporación de 40.000 compañías más y que el número de empleados relacionados con este campo crezca en medio millón durante este periodo.
Como cabeza de todos los parques científicos y tecnológico
s de España no dudó en resaltar el trabajo realizado por la tecnópolis de Zamudio (Bilbao), el primer recinto de estas características de España y modelo para los muchos que han venido después, muchos de los cuales, recordó, iniciaron su andadura en 1992. “Aquella sí que fue una crisis dura y muchos no levantaron cabeza hasta 1995”, manifestó.
APOYO A LOS PARQUES TECNOLÓGICOS
Romera defendió el papel de los parques tecnológicos en la economía española, sobre todo dentro del nuevo modelo productivo. “España es el país más activo en la creación de parques”, resaltó, algo que, según indicó, se debe al compromiso del gobiernos, administraciones autonómicas, ayuntamientos y universidades y que ha propiciado una red que cuenta con 47 parques en funcionamiento y 33 en proceso de construcción, “modelos muy diferentes, pero muy complementarios entre sí”.
En este contexto, resaltó el papel y el compromiso que están teniendo las universidades en la creación o colaboración con las tecnópolis, ya que 27 son promotoras de parques y cincuenta colaboran de una u otra forma con alguno de ellos.
Como anécdota y haciendo gala de ser un abanderado de la ciencia y la innovación en España, Romera subió a la tribuna de ponentes sin portar ni un solo papel, como sí suelen hacer otros conferenciantes, ya que llevaba consigo un e-book.
El presidente de la APTE definió la palabra innovación como la capacidad de convertir conocimiento en dinero a través de nuevos productos y servicios, mientras que con la creación científica se trataría de convertir dinero en conocimiento.
Se trata, dijo, de dos conceptos muy ligados entres sí y que se pueden unir en un círculo “creando un sistema de retroalimentación positiva que genere una sociedad más sabia y más rica, al tiempo que propicie la creación de empresas y nuevos puestos de trabajo”.