“En Europa no nos entendían. Hace 15 años, cuando iba a otros parlamentos a hablar del problema del terrorismo, insistían que en era una cuestión sólo de separatismo”, dijo Rojo, quien reivindicó el importante papel de Europa contra el terrorismo.

“El tiempo nos ha dado la razón y los terroristas ya no tienen recursos ni donde esconderse”, comentó el presidente del Senado, que no sólo alabó el papel de la Unión Europea, sino también el de países como Marruecos y Argelia, en la lucha contra la violencia terrorista. En especial, elogió el trabajo del Gobierno de Francia en este terreno.

El responsable del Senado insistió en que hoy en día el poder es compartido y se mostró convencido de que los acuerdos y consensos son los que dan votos a los partidos y, sobre todo, “prestigio a las instituciones”.

Por eso, huyó del centralismo y defendió que las comunidades “compiten en igualdad”, por lo que corresponde a los presidentes de las autonomías gobernar por los ciudadanos y “no al albur” del Gobierno central, ya que contra el terrorismo es fundamental “el acuerdo territorial”.

DIÁLOGO POR LA VIDA Y LA LIBERTAD
Javier Rojo aseguró que “una comunidad territorial en la Europa del siglo XXI no puede pretender abordar el futuro sin retirar las armas de la circulación y asumir el derecho de los que piensan diferente”, por lo que aseguró que el diálogo más importante entre regiones no debe ser el de la soberanía, sino “el de la vida y la libertad”.

Así, remarcó que “el futuro es Europa” y que éste no se mide “en claves cuantitativas de soberanía, ni en teorías constitucionales de salón, inspiradas en conceptos históricos trasnochados; se calibra en claves de más ciudadanía compartida”.

Según el dirigente socialista, en Euskadi, las bases del contrato social, que constituyen el fundamento del acuerdo para vivir en sociedad, han estado rotas. De este modo, las instituciones han tenido dificultades para garantizar la seguridad, la libertad, la vida o la propiedad. “Por fortuna, en Euskadi hoy existe una respuesta cívica”, dijo.

La clave fundamental de este cambio político en el País Vasco es, a su juicio, restablecer la confianza entre los demócratas y consolidar definitivamente la lealtad constitucional en ambas direcciones, “desde Euskadi hacia el Estado y desde el Estado hacia Euskadi”.

El pacto social y político, junto a un gran acuerdo que suscriban nacionalistas y autonomistas, garantizará, según Rojo, la estabilidad institucional del País Vasco.

Para ello, el presidente del Senado insistió en la necesidad de desterrar discusiones del pasado, como las vinculaciones históricas de los territorios, los derechos anteriores o los fueros, “más allá de su importancia como parte del patrimonio cultural e histórico”.