“Hablar del Tercer Sector es hablar de compromiso. No es compromiso de una entidad, sino de 3.000 entidades. Son un colectivo amplio y fuerte de toda la realidad”, indicó en este encuentro organizado en Barcelona por Nueva Economía Fórum.
 
Roig lamentó, sin embargo, las dificultades de financiación que atraviesan las organizaciones para atender a una demanda cada vez mayor de ayuda por parte de la sociedad cuando la ciudadanía, debido a la crisis y la pandemia y el aumento de la pobreza, apenas puede aportarles “calderilla”.
 
Por eso se mostró confiado en que las normativas catalanas puedan tener “un impacto del cien por cien” en revertir esa realidad, dijo refiriéndose a la Ley del Tercer Sector Social, la Ley de Economía Social y Solidaria y la de Servicios de Atención. “Las leyes se hacen para mejorar la legislación que la ciudadanía necesita”, subrayó, pues las entidades no lucrativas “han de vivir de la generosidad de la administración y de muchas empresas”.

A este respecto requirió “políticas sociales equilibradas y no desmesuradamente asignadas”, pues en su opinión la administración debería entender que el Tercer Sector es “fundamental para la equidad, la convivencia y el equilibrio social” y el fomento de iniciativas como la ‘tarjeta monedero’, que permite a las personas vulnerables huir del “asistencialismo” e integrarse mejor en la vida diaria sin ser señaladas por su situación.
 
SEIS CAMPOS DEL BARCELONA

En la presentación de este 'Fórum Europa. Tribuna Catalunya' intervino el presidente de la Federación Catalana de Voluntariado Social, Jordi Balot, que también puso en valor la “silenciosa y silenciada” labor que hacen “miles de personas desde el voluntariado social”, movimiento asociativo que calificó de “fuera de serie”.
 
“Unas 600.000 personas, seis campos del Barça trabajando a favor de los desfavorecidos”, comparó. “Muchos se han jugado el tipo durante el confinamiento para seguir acompañando a las personas vulnerables, sin ser consideradas personal esencial. Gracias a esas personas la crisis social no ha sido tan catastrófica como podría ser”.
 
“Algunas las hemos perdido por que son vulnerables”, añadió en referencia a los voluntarios de mayor edad que por la covid-19 tuvieron que dejar de colaborar con su acción altruista, pero a la vez se han sumado a la red de voluntariado catalana muchos jóvenes.