El fondo permanente estaría inspirado en el que se creó durante la crisis de la pandemia de covid y que permitió financiar los ERTE en España. Así, postuló que, ante la inestabilidad que hace que se vaya “de crisis en crisis”, se adopten “medidas permanentes que permitan proteger a las empresas y los ciudadanos”, con “mecanismos que nos permitan actuar de manera rápida y coordinada”. 

Las ventajas para los proyectos estratégicos de transición ecológica los justificó para “premiar” a quienes ayuden a esta transición ecológica que Sumar reivindica constantemente. Por el contrario, apostó por “gravar de forma extraordinaria a quienes más contaminan” y tener en cuenta a los “refugiados climáticos” que son “consecuencia de estas políticas”. 

Además, aunque con menor concreción, Galán reclamó una política industrial que permita a la UE no depender de terceros en sectores clave como la alimentación, la energía y las infraestructuras, físicas y digitales. Respecto a este último asunto, señaló como clave decidir si se va a “gobernar el desarrollo tecnológico o va a ser el desarrollo tecnológico el que nos gobierne a nosotros” 

Galán también abogó por mejorar los salarios y revisar los tratados de libre comercio, que le parecen “una trampa” para la agricultura tradicional, porque sólo permiten competir a la agroindustria, y rechazó que en la UE se mantengan territorios de fiscalidad más baja que fomenten las deslocalizaciones de empresas que siguen obteniendo ingresos en los países de los que se van. 

En general, la candidata de Sumar defendió “fabricar humanidad” en lugar de vivir “compitiendo” y “peleando por los recursos escasos”, de forma que “eres libre cuando puedes vencer al resto”. Así denunció un mundo en el que “no hay cabida para quien sufre”. También describió como “fórmulas pirómanas” las de la austeridad, y, como viene haciendo su partido, quiso distinguir entre el PSOE que gobierna con Sumar y el que en Europa llega a acuerdos con el Partido Popular.