Agregó que para luchar eficazmente contra la corrupción "no nos hace falta que se nos halague, pero sí nos hace falta que nadie nos ponga zancadillas". Durante su participación en el “Fórum Europa, Tribuna Euskadi”, organizado por Nueva Economía Fórum, Conde-Pumpido resaltó que el número de fiscales delegados anticorrupción que hoy están trabajando a fondo en todos los territorios con una mayor incidencia de este tipo de delitos ha pasado de dos a quince, además de la plantilla de la Fiscalía Especial.

El fiscal general aseguró que su departamento “no persigue a empresarios o políticos, sino a delincuentes”, ya que detrás de estas acciones delictivas “no está la política, entendida como servicio al interés general, sino las técnicas propias de la delincuencia organizada al servicio del ánimo de lucro”.

Conde-Pumpido mostró su sorpresa respecto a “algunas reacciones, basadas en la tentación de contar cuántos corruptos tiene el adversario con la esperanza de que sean más que los propios”, y dijo que “el error de ese planteamiento revela una preocupante ignorancia acerca del fenómeno de la corrupción y constituye además una seria responsabilidad”.

“Es necesario asumir que estamos ante un grave fenómeno, en el que lo determinante no es a qué partido político se pertenece, sino la falta de escrúpulos de determinados personajes a la hora de aprovechar la actividad política con ánimo de lucro, despreciando en realidad cualquier forma de lealtad hacia las formaciones en la que militan y, lo que es más grave, hacia los ciudadanos a quienes representan”, añadió.

CRIMEN INTERNACIONAL
También se refirió el fiscal del Estado al aumento del crimen organizado y dijo que es “un gran reto de nuestros días, sobre todo por su dimensión transnacional”.

Asimismo, manifestó que “las grandes rutas de la droga y el tráfico de armas en Iberoamérica están desestabilizando gobiernos y amenazan la idea de una democracia real en esa parte del planeta”, y señaló que “no podemos permitirnos el lujo de dar la espalda a este fenómeno”.

“El peligro para las inversiones españolas en esos países es sólo la punta de un iceberg en el que se ocultan las terminales de la extensa actividad criminal de esas organizaciones”, manifestó.

Pumpido también se refirió al blanqueo de dinero y activos e indicó que “hoy no se trata de la ocupación de unos siniestros y escondidos personajes de novela negra, sino el negocio de despachos de abogados, economistas, asesores fiscales y financieros que sostienen o destruyen a su antojo empresas, partidos políticos, ejércitos y gobiernos”, y que son capaces de “contaminar el mundo global. Es un problema muy serio y peligroso para la democracia”.

Para luchar contra este fenómeno, Conde-Pumpido resaltó la importancia del Tratado de Lisboa, que incluye la figura de una Fiscalía europea que asumiría la lucha contra los delitos que perjudican a los intereses financieros de la Unión y en una segunda etapa podría extender su competencia a las formas graves de delincuencia organizada. “No hay otra vía, ése es el signo de la historia”, concluyó.