Los empresarios vascos no están con el plan independentista
Los empresarios vascos no están con el plan independentista
El Círculo de Empresarios se adhiere a la crítica al asegurar que la propuesta está "mal planteada" y es de "imposible ejecución"
Knorr comenzó recalcando que el terreno económico y empresarial del País Vasco se encuentra a la cabeza de España en muchos parámetros "gracias a los empresarios", al Estatuto de Guernica y al Concierto económico vasco, a pesar de "las extorsiones, secuestros, chantajes y asesinatos" al que se ha sometido también a este sector.
A ese respecto, recordó que la Confederación ya se expresó "rotundamente" contra el Plan Ibarretxe en octubre de 2002, mediante una declaración institucional que hoy "permanece absolutamente vigente" en su crítica con los planteamientos de la propuesta soberanista. "No hemos dicho después nada distinto y ese planteamiento sigue vigente. No tenemos nada que añadir a lo que ya dijimos y si algo hemos de matizar en los próximos tiempos, lo decidirán nuestros organismos", explicó.
DECLARACIÓN DE 2002
En aquel documento, los empresarios vascos denunciaban la "grave crisis político-institucional que viene padeciendo Euskadi" y aseguraban que "la degradación que soporta la escena política vasca y su traslado a las instituciones, el alejamiento que empieza a vivirse entre comunidades y la priorización en muchos casos de los intereses partidistas conforman hoy en Euskadi una dura realidad que corre el riesgo cierto de trasladarse a los ámbitos de convivencia de la sociedad civil".
Tras condenar que la "violencia terrorista sigue socavando los elementos más esenciales de nuestra democracia", Confebask pasaba a mencionar la propuesta del ?lehendakari?, presentada un mes antes de la redacción de este comunicado, destacando que "si la violencia es el principal problema del País Vasco, acabar con ella y sus efectos debe constituir también la primera y más importante prioridad colectiva".
Por otra parte, agregaba que el Plan Ibarretxe, planteado "desde la unilateralidad y el sometimiento a un plazo", corría el riesgo de "ahondar en la crispación y la división actualmente existentes a nivel político e institucional y coloca a la ciudadanía frente a la necesidad de optar por un determinado modelo de país y de encaje institucional y político que podría desembocar en la fractura y el enfrentamiento social".
PELIGRO PARA EL DESARROLLO
"En un escenario de confrontación de esa naturaleza resultaría difícil mantener un nivel de actividad y desarrollo económicos como los que ha logrado el País Vasco y que si se explican en un escenario de violencia como el que padecemos es, precisamente, porque no ha existido fractura en la convivencia ciudadana", alertaba la Confederación.
Una situación así, esgrimía Confebask, en un momento "económicamente delicado", y más si se prolonga en el tiempo, "puede acabar afectando a las decisiones empresariales de inversión, de ubicación y de compra y a los mercados de destino y consumo de nuestros productos".
Por todo ello, pedía la existencia de referentes "clarificados y normalizados" que "de forma imprescindible requiere cualquier sociedad y, por supuesto, la actividad económica" y exigía a los Gobiernos central y vasco y a todas las fuerzas políticas democráticas que "rompan la incomunicación existente y recuperen la imprescindible interlocución política e institucional".
APOYO DE LÓPEZ Y BOADA
Tras la intervención de Knorr, López agradeció a los empresarios vascos el esfuerzo que "contra viento y marea" están realizando en este sector para permitir "generar riqueza" y una sociedad moderna, haciendo mención especial a aquellos que llevan escolta y "con quienes compartimos el dramatismo de la situación política que vivimos".
Por su parte, desde el Círculo de Empresarios, Claudio Boada intervino inmediatamente después para señalar los vínculos "estrechos" de este organismo con las empresas vascas. Dijo apoyar con "rotundidad y sin reservas" su postura, y se congratuló de la actuación del presidente del Gobierno, en especial por el acuerdo que alcanzó el viernes con el presidente del PP, Mariano Rajoy.
Finalmente, dejó claro que la propuesta del presidente vasco, al igual que señala la declaración de Confebask, está "mal planteada y es de imposible ejecución", sumándose así a los comentarios que tanto López como Knorr realizaron al respecto.