Según indicó, el Gobierno aún no ha cerrado un acuerdo total con las organizaciones de energías renovables: sólo con las patronales eólica y termosolar. Además, consideró difícil calcular el ahorro que, el acuerdo adoptado (reducción de las primas un 35% en el caso de la eólica hasta 2013) supondrá, dada la influencia de factores inciertos que afectan a este cálculo, como el precio de los combustibles fósiles.

Si bien eludió valorar las cifras que se apuntan de 1.300 millones de ahorro en cuatro años, lo que sí dejó claro es que “va a haber un ahorro importante en el sector”.

En cuanto a la fotovoltaica (energía en la que aún no hay acuerdo), Marín indicó que las conversaciones siguen en marcha. Si bien se ha trabajado simultáneamente con todas las patronales renovables, “está tardando un poco más” en el caso de la fotovoltaica, entre otros motivos por la fragmentación de este sector (en el que conviven diferentes asociaciones), las características de su régimen, y su distinta trayectoria, ya que esta renovable “ha crecido de forma rápida y abrupta en dos años y está entrando en su estabilización”, dijo. Con todo, la fotovoltaica “está llamada a jugar un papel importante”, destacó.

Además, se manifestó seguro de que “en breve, muy pronto”, es decir, “tan pronto como sea posible”, se llegará a un acuerdo con este sector.

Preguntado por la mayor estabilidad regulatoria que demandan las organizaciones de energías renovables, Marín afirmó que “todas las regulaciones han de combinar estabilidad con flexibilidad y elementos de lógica y racionalidad económica”.

En este sentido, consideró que, en torno al tema de las renovables y la conocida retroactividad de las primas, “ha habido ruido en los medios, tal vez interesado, que ha perjudicado tanto al sector como a la Administración. La estabilidad regulatoria es uno de los objetivos del Gobierno, pero también es necesaria flexibilidad para que las mejoras tecnológicas se trasladen con agilidad a los consumidores”, que, de este modo, apoyarán el desarrollo de estas fuentes. Se trata, así, de que los avances que se produzcan en las tecnologías renovables no beneficien sólo a la industria, sino también a los consumidores.

La flexibilidad, además, permitirá combatir rigideces, como la que llevó a la desviación al alza del peso de la fotovoltaica, y a la baja en el caso de la biomasa.

Finalmente, Marín comentó que ahora “es el momento de empezar a plantearnos cuál es la nueva normativa para el sector eólico, más allá de 2012”; algo que, en el caso de la solar fotovoltaica sería “prematuro”.