Así lo reconoció hoy el presidente de la Federación de Asociaciones de Productores Audiovisuales de España (Fapae), Pedro Pérez, durante una conferencia en el Foro de la Nueva Comunicación, organizado por Nueva Economía Fórum.

El responsable de Fapae dijo que el momento presente es “complicado” para las productoras, sobre todo a la hora de fijar precios a programas que encargan las propias televisiones.

“En esta guerra de precios cuenta no sólo la pelea entre las productoras, sino también la situación de los canales de televisión, pero somos los primeros solidarios con el momento que estamos viviendo”, afirmó.

“PEDIGÜEÑOS”    
Sobre la pugna que mantiene Fapae con las cadenas privadas a cuenta de la inversión obligatoria de éstas en cine español del 5% anual de sus ingresos, afirmó que no debe verse “que cuando los del cine hacen sus propuestas se convierten en pedigüeños, y cuando lo hacen las televisiones, es para racionalizar un mercado distorsionado”.

El cine español quiere dejar claro que no pide más dinero del que ya recibe ahora: “No pedimos más recursos, nos basta con la mejor asignación de los existentes”, subrayó Pérez. “Pedimos una clara división entre producción, distribución y emisión, y que no entremos en la carrera de quién arranca mayores favores al Gobierno”.

Fapae cree que las televisiones privadas deben pagar por la supresión de la publicidad en TVE y la que cree que “previsiblemente” también se aprobará en el futuro para las cadenas autonómicas.

“Las televisiones privadas se convierten en el único receptor o recaudador de los ingresos de la publicidad, y no debería extrañarles que, a cambio de tal concesión, se les impongan unos condicionantes que garanticen la existencia de una industria audiovisual poderosa y un mercado eficiente”.

Preguntado por la política audiovisual del actual Gobierno, afirmó que Fapae no quiere elogiar a la coordinadora de esta política, la vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, porque “no le haría ningún favor mientras los platos se están cocinando”.
“Pero me consta que impera el interés general sobre cualquier planteamiento o presión particular. En lo que yo conozco a la vicepresidenta, y por las reuniones que hemos tenido con ella, no dudo que prima el interés general”.

Por lo que se refiere a la implantación de la TDT, Pérez aventura que la multitud de canales inicial quedará después en manos de “cuatro o cinco grandes operadores”, debido a las audiencias “raquíticas” que tendrá cada canal, y se producirá una fuerte “externalización” de los contenidos en favor de las productoras.