En este acto organizado por Nueva Economía Fórum en la capital catalana, donde presentó su “puente hispano entre Madrid y Barcelona”, citó entre "los retos principales a los que España se enfrenta en estos momentos, la defensa de la Constitución y los valores de la democracia liberal”.
 
A su juicio, “esto incluye el sistema político que los españoles tienen por amplia elección en las urnas, la monarquía parlamentaria, los símbolos del Estado que nos unen a todos ante la ley y las oportunidades, la garantía de la independencia del Poder Judicial y el detenimiento del alarmante proceso de carcoma de las instituciones que vivimos”.
 
Explicó que esto significa “respetar las instituciones que nos dan sentido como nación, someterse al imperio de la ley y la separación de poderes, a la transparencia informativa y saber respetar al que piensa diferente, gobernando para el interés general con el criterio de quien te ha puesto ahí”.
 
Asimismo, añadió que supone “dar así confianza a la empresa y a la inversión, fomentando el incentivo, premiando el esfuerzo y reconociendo el éxito; respetando las decisiones y la libertad de empresa”.
 
Dijo que otro de los retos es “la unidad de España. Un país con una historia política, cultural y social única. Donde la Administración y el Estado de derecho han de llegar a todos los rincones, sin privilegios ni enfrentamientos. Sólo así se pueden evitar agravios de unos contra otros en una nación plural, diversa, hecha de contrastes”.
 
Consideró que este es “un tesoro que algunos están utilizando para dividirnos y justificar así su existencia, lo que acaba convirtiéndose en un negocio espurio, un viaje frustrante a ninguna parte”.
 
Otro de los retos, manifestó, es “salir de la espiral decadente y empobrecedora en la que estamos inmersos. Precisamente ahora es cuando hay que abrir las puertas, encender la luz, dar confianza y facilidades para comprar, vender, alquilar, hipotecarse, contratar”.
 
“EVITAR LA LUCHA DE CLASES”
 
Ayuso llamó a “evitar alimentar una pretendida lucha de clases, maniquea, que busca enemigos externos de manera insultante. Una lucha de clases hoy también trasladada a una lucha de identidades de diferentes formas, para que lo mío, lo que soy y lo que siento esté en permanente conflicto con todo lo demás”.
 
Consideró que “la clave no es señalar a la persona que prospera, alimenta un patrimonio o levanta con éxito una empresa como culpable. Una persona a la que quizá nadie le haya regalado nada o a saber qué avatares personales arrastra.
 
A su juicio, “la solución tampoco pasa por arremeter contra el rico para aliviar a ningún pobre. Porque lo que se le quita a uno no va a parar al otro”. Tras destacar que “aquí no sobra nadie”, dijo que “no podemos convertirnos en una fábrica de expulsar proyectos y empleos a Portugal u otros países”.
 
Otro de los retos de España, expuso la presidenta, es “la defensa de nuestra cultura y los valores que emanan de ella, de la libertad y la vida como los dos bienes más preciados que tiene el hombre”.
 
Tras considerar necesario “devolver la ilusión a los españoles”, explicó que “el único alivio es saber que el proyecto” del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, “tiene fecha de caducidad y que los 150 millones de euros que paga el asfixiado contribuyente para propaganda, documental de Netflix incluido, no convence”.
 
Criticó a este Gobierno de Sánchez por “dividir a la sociedad entre rico, pobre, hombre y mujer, empresario y trabajador, público y privado, tradición y vanguardia. Desdibujando a España en el mundo y por tanto, la fuerza de su empresa. Deslegitimando el papel de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, de las Fuerzas Armadas".
 
ALABANZAS DE LA CEIM
 
Ayuso fue presentada por el presidente de la patronal madrileña CEIM, Miguel Garrido, quien defendió el liberalismo y alabó la gestión de la mandataria madrileña, sobre todo lo relacionado con la pandemia de coronavirus por haber defendido los intereses de los comercios.
 
Dijo que durante esa pandemia, Ayuso optó por la “responsabilidad” y se atendieron las necesidades de las empresas, limitando los contagios, salvando miles de empresas y empleos.
 
Defendió las políticas fiscales de Ayuso y sus políticas de apoyo a las empresas y criticó la “hostilidad” del Gobierno de Sánchez con las empresas.