“Quien quiera meter la ofensa a las lenguas en los debates políticos hace mucho daño a la convivencia”

Foro de la Nueva Comunicación con don Luis García Montero, Director del Instituto Cervantes

“Quien quiera meter la ofensa a las lenguas en los debates políticos hace mucho daño a la convivencia”

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MADRID, 2 de marzo. El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, comentó en el Foro de la Nueva Comunicación que “quien quiera meter la ofensa a las lenguas en los debates políticos hace mucho daño a la convivencia”, ya que “falsea la realidad” y “crea bulos”.

Lo dijo durante su intervención en un desayuno informativo organizado por Nueva Economía Fórum en Madrid, en la que tiró de distintos titulares aparecidos en la prensa en el último año para demostrar que el uso del catalán está en retroceso en Cataluña.
 
Esto le sirvió de preámbulo para señalar que “sería mejor que en los debates políticos no se falsearan los datos y se mantuviera el respeto al otro y la creencia europea, democrática, de que la diversidad lingüística es una riqueza”.
 
En ese sentido, aseveró que “quien quiera meter la ofensa a las lenguas en los debates políticos hace mucho daño a la convivencia”, puesto que “primero falsea la realidad y segundo ofender a una lengua materna es casi tanto como ofender a una madre”.
 
García Montero expuso que el catalán es hablado por ocho millones de personas y es una lengua entendida por el 91% de la población en Cataluña; el euskera lo hablan 750.000 individuos, 395.000 de ellos con competencia completa; y en gallego se comunican 2,5 millones de hablantes.
 
Manifestó que, “como poeta, me siento heredero de Rosalía de Castro, Salvador Espriu, Joan Margarit y Gabriel Aresti, de una tradición en la que se ha dado la convivencia del español con otras lenguas cooficiales y con las lenguas indígenas en América Latina”.
 
Por ello, conminó a “celebrar la convivencia respetándonos y, por favor, no manipulemos ni creemos bulos, porque el español no está en peligro en Cataluña, y hacen mal las opciones políticas que quieren convertir este debate ideológico en una guerra entre lenguas”.