Gortázar explicó en esta tribuna organizada por Nueva Economía Fórum y donde fue presentado por el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, que la compra de BPI se abrió gracias a que “permitían extender nuestro modelo de banca y aprovechar el hecho de que teníamos un socio que conocíamos bien”.

El plan es incrementar la presencia exterior para acompañar a clientes corporativos a través de sucursales con especial foco en la eurozona aprovechando que el grupo dispone de 100.000 millones en liquidez en el Banco Central Europeo (BCE), una capacidad que permite acompañar a las grandes multinacionales que operan en España a países como Francia o Alemania, deslizó.

El banquero descartó la idea de emprender una expansión internacional asimilable a la protagonizada en su día por BBVA o Santander para el negocio con particulares porque “no es necesariamente una propuesta de valor añadido” en la actualidad, aunque admitió que “puede ser que las cosas cambien” en el futuro.

“Por ahora nuestro foco es España y Portugal” y la presencia en la eurozona y el resto del mundo a través de la banca corporativa o mayorista “para ayudar a nuestros clientes en sus negocios”. A pesar de la posición estratégica de CaixaBank reconoció que la internacionalización es “algo muy bueno” para las empresas, recordando que esas apuestas fueron las que permitieron al país salir de la crisis financiera del 2008.

CIERRE DE LA INTEGRACIÓN

El foco en CaixaBank está ahora en cerrar la integración de Bankia que desde la óptica tecnológica tendrá lugar en noviembre. Será también en ese mes será cuando empiecen a salir del banco los empleados que se han acogido de forma “voluntaria” al Expediente de Regulación de Empleo (ERE).

Gortázar indicó que dichas salidas se irán completando a lo largo del 2022, cuando la entidad tendrá también que unificar su oferta comercial por lo que aún quedan unos meses para dar cerrada en su integridad la fusión.

Si bien dijo que es “todavía algo temprano para valorar la integración”, al estar en fase de cierre, aseguró que “avanza adecuadamente” y están “satisfechos”, siendo la “gran prioridad hacer una integración rápida” y “sin disrupciones”.

Gortázar defendió que de la operación “sale una entidad muy fortalecida en un entorno económico complicado” y frente al desafío de hacer negocio bancario ahora con tipos negativos ya que la recogida de depósitos de clientes “se vuelve una actividad a pérdidas”. “Una integración bien hecha es una magnífica noticia para la economía, para la sociedad, los clientes, los empleados y los trabajadores si las cosas se hacen bien”, añadió.

Sobre la posibilidad de que haya o no más fusiones en banca, explicó que es “uno de los remedios o posibles caminos” dentro de las tendencias donde está inmerso el sector, pero “evidentemente no es el único camino y cada entidad elegirá el suyo”. “Nosotros encontramos el socio adecuado”, ilustró.

Gortázar negó que el proceso de concentración merme la competencia. “El grado de competencia es más intenso que nunca”, aseveró, algo que atribuyó al propio desafío de hacer negocio en la situación económica actual y porque están entrando nuevos jugadores en los segmentos “más atractivos” y rentables.

“El proceso no está acabado, están empezando”, avisó además en alusión a que “cada día” hay más competencia. En este contexto y al ser cuestionado por si teme a los gigantes como Google y Amazon como competidores globales o los neobancos afirmó tajante que “sí”.

“La respuesta es que sí los tememos”, reconoció y explicó que, por eso, la función de los bancos tradicionales “es estar alerta de lo que hacen otras entidades” porque olvidarse “es la receta para el fracaso”.

En principio dijo que no son “muy partidarios” de comprar neobancos pero señaló que sí están atentos para abordar los nuevos desarrollos con “una actitud abierta de innovación en trabajar con personas de fuera porque todo dentro no se puede hacer”.

Gortázar refirió que antes era fácil competir porque dependía de la red de sucursales y ahí CaixaBank siempre ha tenido la mayor capilaridad y la innovación era menor, cuando ahora se ha multiplicado, obligando a “estar muy vigilante de lo que está pasando”.